esto no es todo amigos...


Y el monstruo atacó otra vez, se colgó del cuello de los pocos sobrevivientes disfrazado de burocracia y sangre fresca. Solo quedaron un montón de cráneos aplastados y risas que rebotaban en las copas y la vajilla de plata.
Las miradas se cruzaban confundidas, mientras fumaban su pipa de ojos rasgados y politizaban prohibiendo los polvos que ellos mismos transformaban en lodo.
La mentira se fue instalando y formando parte de los que miraban cómplices y asustados, quizás agradecidos por no salir del paso.
... y todo quedo tan normal, el payaso siguió sirviendo carne entre dos panes y todos contentos.

1 comentario:

vane dijo...

espero que aparezca el héroe para acabar con tanta maldad por parte del payaso!

Buenísima reflexión.