la buena fidelidad
en esta zona donde se quiebran los huesos
y los ruidos van y vienen
dentro de una boca cerrada a presión,
que no comprende ni minga de este juego.
Hacés cavernas con las hojas de las enciclopedias
para resguardarte del frío suburbáno
que te congela las carnes chungas de tu panza
y quedás atrapado tras los barrotes del amor.
Otra gota de superglue abre las pupilas
y se agolpan tus temblores apolillados
en la parte interior de tus muslos rígidos.
Hay un pequeño susurro
que nos grita al oído:
“La buena fidelidad es siempre asunto de secretos bien guardados.”
soños postergados
Quería escribirte, para tenerte cerca de mi vista siempre
y recurrir a tu vientre con las manos llenas de tinta
para dibujar las palabras que se secan en mi boca
y leerlas con susurros lentos sobre la piel de tu cuello,
una a una
con las pausas justas
que se quedan en silencio
mientras tu sonríes.
Quería tatuarte en el pecho una poesía amorfa
y geoide que los haga aún mas hermosos,
pero abandoné por imposible;
porque tu ya eras un verso suelto en la atmósfera
que se me metió por los poros de los ojos
partiéndome los huesos como si fuesen folios
y dibujando en ellos los rasgos de tu rostro.
Quería asesinarte con este poema mediocre
sacándome cada palmo de piel que te rozó,
quemándolos
mientras gritaba ruidos blancos
y esbozaba con la sangre de mis pupilas
todas tus imperfecciones.
(Quería que tú no fueses la causa de este poema pero una vez más vuelves a serlo).
deseo de mutación
Quiero transformarme en tus lunares,
en los tatuajes de tu piel transparente,
en esa necesidad asfixiante que tu clítoris no tiene
y colarme por tus piernas
sin que pasen las horas
en este útero inventado sobre un folio,
que no deja de sangrar lágrimas
por el sonido de tu ausencia.
Me transformaría en tu lengua
para poder dormir en tu boca
y quitarte el gusto de los besos ajenos,
jugando con tu saliva
me humedecería en ti
ahogándome en tu PH.
Quisiera ser causa y culpa
de que tus ojos escriban en el vacío
y no necesiten buscar más
poesías en lenguas anómalas
para que las encuentres en las mías
y me masturbes con palabras que no sabes
en unos versos que amanecen.
Congelaría las emociones para no sentirte,
respirando sobre tu pecho,
irradiando lunas que se vuelven poetas
sobre sedas negras que se ajustan a tu cuerpo.
karma
toma la ruta II.
toma la ruta I.
el descarte
Escucharíamos a los pájaros dormir
forzando a los cables para que sean cuerdas
y hagan acordes armónicos de melodías nuevas.
Ahora deberían caerse para siempre.