El ojo blindado (me mira mal).

Luces calientes atraviesan mi mente.

Un zumbido oscuro,
un relámpago,
las nubes en los caleidoscopios
y el silencio,
el silencio en las manos,
en los huesos
y en las marcas mudas de las uñas.







Orsai.

Ahora mastico las partes más privadas del luto

luciendo trajes de espejos azules apagados,

las babas son tácitas, en el recorte del ombligo

y el calambre de tu recorrido muere con el sudor.

Los primeros brillos.


Siendo los primeros brillos

bebí vapor de nubes,

corrompí erecciones de tinta

cuando recordé el final de sus piernas

jugando a gritos,

con el vacío de doscientas lenguas.

Abrí la vista y allí el incendio,

que ocultaba ojos

en la hierba azul

testigo bajo un techo de asfalto.