Hormigas de mármol

Hoy llorás hormigas de mármol
como gotas de un limón disecado
te quedás ahí,
incendiando plumas sobre el tintero,
utilizando saliva como verbos
y anestesia.

(química de las frases ahogadas en un gotero de miga de pan).

Precipicio



No sé a que te sabe la piel,

no soy la lengua que te lame los párpados

y busca una realidad que no es.

Porque no sé caminar sobre el agua

y apenas me mantengo al andar sobre el vino,

rojo, como tu sangre tan mortal,

tan incapaz de bombear los latidos de algo que no es mi corazón.

Y sonreís porque lo sabés,

te divertís sumando y restando imágenes

(en las que a veces, volvés a sonreir)

y multiplicás pasados para vivir presentes.


Estoy asqueado de los dibujos,

de los poemas,

de los relatos de vidas que no se viven,

de los cuadros,

del limón agrio que no probé en tus pezones;

estoy cansado de la firma que no encuentro,

de los mensajes tan ocultos que no existen,

de vos,

de mi por vos al cuadrado

y de las esperanzas de una ciudad autista

que sólo cuenta atardeceres en donde caminás,

caminás,

caminás

y a veces a ciertas horas del día,

cuando nadie te observa

hacés promesas, con las manos borrosas

y esa puta sonrisa que no quiero sacarte de la boca.

Sabiduría

"Que otros se enorgullezcan de lo que han escrito,
yo me enorgullezco por lo que he leído"

(Jorge Luis Borges).

Diecisiete


Suicidarme en una frase
con los párpados iluminados
de tanta anestesia.

Arrojarme entre máscaras chinas
mientras mastico pieles lunares
a la sombra de la nueva sodoma.

Caen los muros sobre pensamientos de limón.


Gusanos


Una mesa de tres patas me deja cojo,
si abro esa botella de gusanos sobre tu vientre
y a través de la ventana, con los ojos cerrados,
contemplamos el incendio de una ciudad autista.



frases sueltas





Quiero vivir dentro de las hojas
ser una palabra,
una coma,
el blanco inmenso,
la metáfora el resumen o...

... o

sólo ser un habitante entre tus piernas.

Oda a Flavia

Mi Flavia es una mina, más que una hermana,
un párrafo repleto de mentiras
que dicen la verdad;
una poesía agria
que te vuela la cabeza
cuando me quedo sin tinta
de tanto dibujar relojes sin agujas.

Es el sonido hipnótico de unos tambores
que vomitan corcheas sobre mi vientre,
si a la luna le da miedo la noche
y se esconde bajo mis sábanas
para sentir poemas
con el vértice de los dedos.

Mi Flavia es el metrónomo de la impaciencia,
es furia,
tempestad,
colores vivos escapando de los lienzos
y un gato perdido en los tejados, sin dueño.

Mi Flavia es un purgatorio demasiado cómodo.