la buena fidelidad

La nueva tropa de abusos cromados arde
en esta zona donde se quiebran los huesos
y los ruidos van y vienen
dentro de una boca cerrada a presión,
que no comprende ni minga de este juego.

Hacés cavernas con las hojas de las enciclopedias
para resguardarte del frío suburbáno
que te congela las carnes chungas de tu panza
y quedás atrapado tras los barrotes del amor.

Otra gota de superglue abre las pupilas
y se agolpan tus temblores apolillados
en la parte interior de tus muslos rígidos.

Hay un pequeño susurro
que nos grita al oído:

“La buena fidelidad es siempre asunto de secretos bien guardados.”

2 comentarios:

vane dijo...

De verdad consigues transmitir tanto, siempre.. con todo lo que escribes: Eres capaz de lastimar o de transmitir la mayor de la ternura o la mejor de las alegría.
Por favor nunca cambies...
Y manda algo a un editor!!!

Gracias por seguir creando el paraíso.

Anónimo dijo...

algunos dicen que el principio y el final es lo más importante; (eso me enseñó uno de mis profes de guitarra). este poema tiene buen principio y muy buen final. el resto, parece que se fue haciendo a si mismo. muy bien!!

(cris efe)