Quería escribirte, para tenerte cerca de mi vista siempre
y recurrir a tu vientre con las manos llenas de tinta
para dibujar las palabras que se secan en mi boca
y leerlas con susurros lentos sobre la piel de tu cuello,
una a una
con las pausas justas
que se quedan en silencio
mientras tu sonríes.
Quería tatuarte en el pecho una poesía amorfa
y geoide que los haga aún mas hermosos,
pero abandoné por imposible;
porque tu ya eras un verso suelto en la atmósfera
que se me metió por los poros de los ojos
partiéndome los huesos como si fuesen folios
y dibujando en ellos los rasgos de tu rostro.
Quería asesinarte con este poema mediocre
sacándome cada palmo de piel que te rozó,
quemándolos
mientras gritaba ruidos blancos
y esbozaba con la sangre de mis pupilas
todas tus imperfecciones.
(Quería que tú no fueses la causa de este poema pero una vez más vuelves a serlo).
1 comentario:
Sigue así mi amor. Nunca nunca postergues tus sueños y muchas gracias por inundar nuestras vidas de color con cada una de tus letras.
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